jueves, 14 de marzo de 2013

Seguridad... Ante todo?

 

Todos quienes tienen una relación más o menos directa con la industria de la aviación tienen claro que su principal objetivo es la seguridad, o al menos esa es la ilusión que autoridades y operadores quieren dar al público usuario. Pero, algunas veces las decisiones que toman las autoridades encargadas principalmente de velar por que todos estemos seguros en el aire dejan mucho que desear desde el punto de la seguridad.

 

Caso #01 - Boeing 787

Todos estamos a estas alturas más o menos enterados de lo sucedido con el "Dreamliner" de Boeing.

Para hacer la historia corta a quienes no tienen información al respecto, más o menos dos meses atrás las autoridades internacionales, siguiendo el ejemplo de la autoridad japonesa, ordenaron la inmediata inmovilización y suspensión de los permisos de vuelo de los 50 Boeing 787 en servicio. Esta decisión fue tomada luego de sucesivos incidentes relacionados con la operación de la aeronave, siendo los más críticos un fuego a bordo de una aeronave de JAL (Japan Airlines) en el aeropuerto de Boston mientras el avión era preparado para salir a un vuelo, y menos de una semana después el aterrizaje de emergencia y posterior evacuación debido a humo a bordo y falla en el sistema eléctrico de una aeronave de ANA (All Nippon Airlines).

Ambas situaciones fueron causadas por un mismo componente: las baterías de litio de las aeronaves. Y aquí es donde nos preguntamos: ¿como es posible que en el súper riguroso proceso de certificación de una aeronave de pasajeros no se hubiese podido determinar el verdadero nivel de riesgo de estos componentes, o la posibilidad de que pudiesen ser la fuente de fuego, humo o vapores tóxicos en pleno vuelo? La respuesta es sencilla: complacencia por parte de la autoridad.

Y digo complacencia pues durante la investigación de estos incidentes han surgido comentarios y pruebas de que el proceso de certificación tiene mucho de culpa, pues no se habría realizado de la manera mas adecuada al haberse confiado excesivamente en los procesos de control del propio fabricante y no haberse realizado una adecuada supervisión, pues en este caso las baterías y los sistemas de carga jamás fueron probados en conjunto sino individualmente.

Esto claro no seria gran problema si todos o la gran mayoría de componentes fuesen fabricados por la misma Boeing; pero al no ser este el caso y proceder estos componentes de múltiples proveedores alrededor del mundo, es ilógico pensar que, a pesar de estar los componentes certificados individualmente, no va a existir la posibilidad de que fallen al ser instalados en conjunto.

Pues eso es lo que sucedió. Al parecer el sistema no estaba preparado o probado lo suficiente para estar seguros de qué no generaría riesgos durante la operación, y el resultado de esa falta de supervisión la están pagando los operadores que tienen que lidiar con el perjuicio económico de tener las aeronaves paradas, vuelos cancelados y procesos de expansión en espera.

La buena noticia es que hace unos días la FAA (Federal Aviation Administration) aprobó inicialmente el plan de contingencia de Boeing para modificar el sistema de baterías de esta aeronave. Con ello se les autorizo a instalar estas modificaciones en dos aeronaves e iniciar vuelos de prueba, los cuales van a ser monitoreados "muy de cerca" por parte de la FAA para certificar la seguridad de las modificaciones, cerciorares de que no exista posibilidad alguna se fuego a bordo como resultado de su operación, y eventualmente quitar la restricción y regresar la flota a operación.

 

Caso #02 - Cuchillos, navajas, bates y otros postres

Hace algunos días la TSA (Transportation Security Administration), agencia que fue cada en los EEUU para evitar que se dieran nuevamente ataques en suelo americano como los del 9/11, informo que a partir de abril serían autorizados nuevamente como parte del equipaje de mano artículos peligrosos tales como cuchillos y navajas pequeñas, bates de baseball, bastones de sky, etcétera; al suponer que estos no representan un riesgo mayor para las tripulaciones de vuelo de las aeronaves ya que estas se encuentran protegidas por las puertas blindadas de cabina de mando.

¿Perdón?, ¿ y que hay de las tripulaciones de cabina que no tienen protección alguna frente a ataques inesperados por parte de los pasajeros; o es acaso que ellos no cuentan?

No se qué lógica puede haber detrás de esta nueva norma pues yo no la entiendo, pero la justificación de "mejorar las condiciones del transporte a los pasajeros y brindarles mayor facilidad para sus chequeos en los puntos de control" no es suficiente para mi. Es más, me parece que esta "iniciativa" sólo sirve para "agilizar" el trabajo de los agentes del TSA, pero no tiene ninguna justificación técnica para su implementación; más aún cuando no toma en consideración la seguridad de los tripulantes de cabina que son la primera y última linea de defensa en contra de actos de interferencia ilícita, sabotaje o situaciones con pasajeros problemáticos y disruptivos en vuelo.

Ahora no sólo se van a tener que cuidar de los insultos y malos tratos de un pasajero ebrio o molesto, sino también de la posibilidad de que uno de ellos en un ataque de "Rabia Aérea" no los acuchille o golpee con un bate. Claro, siempre ante estas situaciones las aerolíneas pueden restringir esos elementos en sus cabinas, ya que pueden ser más restrictivas que la norma, pero este procesó sería muy engorroso y caro.

 

Estas son las novedades para esta semana, esperemos que los problemas de 787 se solucionen y que pronto tengamos al "Dreamliner" nuevamente en servicio, pero que como siempre mantengamos un nivel adecuado de seguridad operacional, fin primario y supremos de todas nuestras operaciones.

 

¡Felices vuelos!

 

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